Un plato que está presente en casi todos los menús de cocina japonesa es la sopa de miso. Este alimento es sumamente popular en el país nipón, no solo porque sea delicioso, sino también por la gran cantidad de propiedades y beneficios que aporta al organismo. De hecho, es considerado por muchos un plato indispensable en la dieta japonesa y es visto incluso como una «medicina» que contribuye a la longevidad de la población japonesa.
¿Qué es exactamente el miso?
El nombre significa, en japonés, “fuente de sabor”. Se trata de un condimento de origen japonés, en forma de pasta y elaborado con semillas de soja, cebada o arroz fermentados y sal marina. Esa fermentación se alarga durante varios meses o, incluso, años, y se produce gracias al hongo koji, es decir, de manera totalmente natural.
Durante mucho tiempo, este condimento ha estado ligado a la cocina tradicional japonesa más humilde. Sin embargo, sus beneficios y su gran sabor han provocado que se popularice. Ahora puedes encontrarlo en gran variedad de nuevas recetas, desde las más populares a otras más exclusivas en restaurantes de todo el mundo.
Dependiendo del ingrediente base y del tiempo de fermentación, podemos encontrar distintos tipos de miso, con colores distintos y matices de sabores también diferentes. Así, podemos elegir para nuestras elaboraciones el shiro miso, el aka miso, el hatcho miso…
¿Cuáles son sus beneficios y propiedades?
Como hemos dicho, la fermentación del miso se produce gracias al hongo koji. Esta cualidad convierte a este condimento en un probiótico que contiene ciertas bacterias beneficiosas para nuestro sistema digestivo. Así, es fácil de digerir para aquellas personas que tienen un estómago delicado o que se están recuperando de algún virus o gastroenteritis. Sienta muy bien en cualquier momento.
Al estar hecho a base de productos como la soja, tiene un importante contenido de proteínas vegetales, además de proveernos de vitaminas y minerales esenciales como pueden ser el ácido fólico, el calcio o el magnesio.
La sopa de miso
En la cocina, el miso tiene la increíble propiedad de potenciar el sabor de otros alimentos. Esto te permite darles un sabor único y, además, reducir el uso de condimentos como la sal, cuyo uso excesivo suele estar contraindicado.
Es un condimento concentrado, por lo que lo habitual es utilizar cantidades pequeñas. Sin embargo, esto dependerá también, como es lógico, del tipo de miso que estemos utilizando, de la receta y del gusto personal de cada uno.
Además, dado que es probiótico, como ya hemos dicho, no debemos someterlo a temperatura muy elevadas, pues los microorganismos beneficiosos para nuestra salud desaparecerían. Es por esto que al preparar la sopa de miso, este condimento se añade al final del proceso, cuando ya no va a hervir y, simplemente, el calor hará que la pasta se deshaga y de su especial sabor a todo el plato.
Hemos visto que el miso es un componente lleno de propiedades, así que el consumo de la clásica sopa de miso será también beneficiosa para nuestro organismo. Algunos estudios respaldan que contribuye a disminuir los síntomas de enfermedades intestinales o digestivas, pues aumenta las funciones del sistema inmune y hace que el crecimiento de bacterias dañinas disminuya.
Además, te mantendrá calentito este invierno, ¿qué más se puede pedir?
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